He vuelto a soñar. Cuando tenía 25 años soñaba cada noche películas casi de Buñuel. Me despertaba riéndome y solía levantarme corriendo a escribirlas. Con el tiempo y las obligaciones ese surrealismo se instaló más en mi vida y abandonó las noches. Pero últimamente los sueños han vuelto, son escalofriantes a veces, dignos de analizar porque en ellos están mis miedos y mis deseos.
Las cosas que me frustran y me duelen aparecen con más claridad que en mis pensamientos conscientes.
El otro día soñé que estaba en una noria muy alta, que tenía miedo y me quería bajar. En cada cabina había algo que representaba cada una de las cosas que componen mi vida; alguien de mi trabajo, una amiga, un fotógrafo, algún amigo extraño de esos incatalogables, un niño, un cubano y un médico.
Me pregunto porqué el que decidió saltar desde lo alto fue el niño, dejándome aterrada. Me desperté sudando y gritando. No podía haberse caído de mi noria alguna otra cosa que me importara menos? Desde ese día necesito a mis hijas cerca de una forma más acuciante. Hoy he soñado con ellas, dormía a su lado, era un sueño amable, y surrealista también, de los que te hacen sonreír al abrir los ojos y querer escribir. Ellas me vuelven a hacer sentir lo que de verdad importa, son mi cable a tierra y el centro de mi vida. He perdido mucho el tiempo ocupándome de otras facetas, y al final la única importante es esta, la que me hace soñar despierta.
Serie Quédate a dormir.
Se me dibujó una sonrisa… bravo!
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